Hace 30 años, el Instituto Cervantes despegaba con una misión bien asumida: favorecer la difusión del español en el mundo contando con la potencia de un idioma que entonces ya sumaba (al redondeo) casi 500 millones de hablantes -hoy 591 millones de personas lo entienden-. Tres décadas después de la botadura, el Cervantes es uno de los proyectos internacionales lingüísticos y culturales más afinados del mundo, junto al British Council, la Alliance Française y el Goethe-Institut.

La reunión anual del patronato de la institución en el Palacio de El Pardo tuvo ayer un ánimo celebratorio. El rey Felipe VI presidió el encuentro junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y los ministros de Cultura, Miquel Iceta, y de Educación, Pilar Alegría. Y después se celebró el almuerzo oficial con los embajadores de los países latinoamericanos, donde el Rey, acompañado por Doña Letizia, ha desplegado un discurso alrededor del idioma como herramienta de cohesión. Recordó que la aparición del Cervantes, que hoy dirige el poeta Luis García Montero, está ligada a la confirmación de la España democrática. «Una España joven, emprendedora, identificada con los mejores valores y con la diversidad. Una España abierta y sólidamente hermanada al otro lado del Atlántico«, dijo.

Sólo en la última década, los hablantes de español han crecido un 30% y un 60% los estudiantes extranjeros interesados en el idioma. Pero esto no sólo indica un interés lingüístico, sino un incremento del interés cultural que rodea el ámbito de lo panhispánico. «Enseñar el español es más que enseñar una sintaxis y un diccionario«, comentó Felipe VI. «Es enseñar el conjunto de valores que en él se expresan, los valores que nos unen en una diversidad cultural que habla en esta lengua que podemos apellidar con orgullo como universal».

Esto es lo que ha llevado también a ampliar sucesivamente los espacios Cervantes en el mundo. Antes de fin de año se abrirá el centro de Dakar (Senegal). En 2022 el de Los Ángeles (EEUU). Y en 2023 el de Seúl (Corea del Sur). Don Felipe ha pedido también no olvidar los retos tecnológicos en los debemos ser también referente lingüístico. Y en esta línea Don Felipe ha emplazado a acometer el reto de «enseñar español a las máquinas, pues así lo dictan los tiempos. No queremos quedarnos atrás. El Cervantes sabe muy bien que un idioma es mucho más que una colección de reglas y palabras».

A este encuentro estuvieron también invitados dos de los últimos ganadores del Premio Cervantes, el escritor nicaragüense Sergio Ramírez (2017) y la poeta uruguaya Ida Vitale (2019). Ambos con libros recién estrenados: Tongolele no sabía bailar‘ y Tiempo sin claves‘ respectivamente. Ella cumple 98 años el próximo 2 de noviembre.