Una singular Pascua Militar

La Pascua Militar se celebra desde 1783, un acto solemne que servirá para reconocer la labor de las Fuerzas Armadas en la lucha contra la pandemia de coronavirus.

DANIEL BERZOSA
CREADA. 06-01-2021 | 13:00 H
FUENTE. El Debate de Hoy | Publicación ED

Desde el último día de la pascua de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo de 1783, que es el día de Reyes, 6 de enero, importantísimo en España para pequeños, medianos y mayores, tiene lugar una celebración castrense solemne por decisión del rey Carlos III para conmemorar la recuperación de la isla de Menorca de la ocupación inglesa ese mismo día de 1782. Se trata de la «Pascua Militar».

Carlos III (1759-1788) fue un monarca verdaderamente notable, que, en materia militar, implementó las correctas directrices que había iniciado su hermano de padre y antecesor, Fernando VI, para mantener la monarquía mundial hispano-católica. España seguía siendo sin discusión la nación a batir en el siglo XVIII, como ahora son los Estados Unidos. Entonces, la potencia ascendente era Gran Bretaña, como ahora es China. Las míticas ordenanzas militares que aprobó renovaron el espíritu y la organización del ejército y la armada reales, y España afrontó con éxito treinta años de grandes desafíos.

Fue el caso de los territorios de América del Norte, a partir de California, con expediciones como la encabezada por el militar Gaspar de Portolá y san Junípero Serra, refundadores político y religioso, respectivamente, de San Diego en 1769, en el antiguo sitio bautizado con el nombre de San Miguel por su descubridor, Juan Rodríguez Cabrillo, en 1542 (renombrado en honor de san Diego de Alcalá, ya, en 1602), iniciando un despliegue hacia el norte hasta Oregón para detener el avance de los rusos. La derrota del sultán de Marruecos en su cerco a Melilla, que condujo a la paz en 1780. La ayuda decisiva a la independencia de las colonias británicas de su metrópoli en la conocida como Guerra de la Independencia de Estados Unidos, con la recuperación para la Corona de la parte occidental de Florida (1781). O, respecto de la celebración de hoy, la reconquista de Menorca, tras el desembarco y cerco de Mahón.

Ante la inmensa alegría de esta última victoria militar, política y moral de España, Carlos III ordenó a sus virreyes, capitanes generales, gobernadores y comandantes militares que, en su nombre y en la solemnidad de la Epifanía, felicitasen a los jefes y oficiales de los reales ejércitos y armada con la tropa y marinería reunidas. Si la estructura política nacional ha cambiado en todas las dimensiones desde principios del siglo XIX, no lo iba a ser menos en la configuración territorial y funcional de sus ejércitos y armada. Desde 2002, la Pascua Militar, además de en Madrid, se celebra oficialmente en La Coruña, Barcelona, Cartagena, Rota, Valencia, Sevilla, Santa Cruz de Tenerife, Palma de Mallorca, Ceuta, Melilla y, de forma similar, en la misma ciudad de Mahón.

En el palacio real de Madrid, Su Majestad el Rey, acompañado de Su Majestad la Reina, recibe al presidente del Gobierno, los ministros de Defensa e Interior, los jefes de los Estados Mayores de la Defensa, del Ejército, de la Armada y del Ejército del Aire, el director general de la Guardia Civil; así como otras notables representaciones de las Fuerzas Armadas y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, de las Reales y Militares Órdenes de San Fernando y San Hermenegildo, de la Real Hermandad de Veteranos y de la Guardia Civil.

Además del carácter solemnemente festivo de la cita, la Pascua Militar es el acto con que se inicia el año militar. El Rey, mando supremo de las Fuerzas Armadas y, como tal, capitán general del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del Aire, y el ministro de Defensa ofrecen un balance del año precedente y señalan las líneas que se desarrollarán en el apenas comenzado.

Todos los años nos deleitamos y asombramos por el discreto y permanente modo como los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas viven los trescientos sesenta y cinco días del año (trescientos sesenta y seis en el nefasto y mortífero bisiesto 2020). Personas —de su Capitán General al último soldado o marinero— con nombre y apellidos, rostro, familias, soledades, alegrías, conflictos, debilidades, esfuerzos, sufrimientos, esperanzas y un gran e inquebrantable espíritu de servicio y sacrificio, que prestan de una forma que parece casi natural, como una propia alma, corazón y piel, como si abnegarse por el otro, los otros, la comunidad nacional, España, fuese lo común en unas sociedades occidentales cada vez más debilitadas, ‘narcisizadas’ por el egoísmo y la autodestrucción nihilista-materialista-consumista.

A todas las misiones que las Fuerzas Armadas han mantenido o desplegado de nuevo con éxito a lo largo y ancho del mundo en 2020, con los socios nacionales e internacionales de España, y por las que el resto de los ciudadanos hemos de estarles habitual y profundamente agradecidos, no albergo la menor duda de que, en el balance que el Rey Don Felipe VI, descendiente del Rey Ilustrado, y la ministra de Defensa ofrecerán de ese año de infausta memoria fenecido, ocupará un lugar muy destacado la tarea excepcional ante el desafío del coronavirus. Por lo que, a la felicitación tradicional por la Pascua Militar de este año 2021, hemos de sumar —sin duda, yo lo hago— una gratitud infinita a la impagable misión que han acometido también dentro de España.

Imagen destacada: Miembros de la Guardia Real formados en el patrio de armas del Palacio Real de Madrid durante la Pascua Militar del año 2020. | Agencia EFE


 
Daniel Berzosa es abogado, jurista y profesor de universidad.

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