Felipe VI se ha consagrado como referente de la sociedad civil en este 2020 tan difícil, a pesar de las invectivas y las mentiras contra la Corona por parte de ciertos dirigentes y de sus huestes mediáticas.
DANIEL BERZOSA
CREADA. 31-12-2020 | 11:50 H
FUENTE. El Debate de Hoy | Publicación ED
Ha sido el año civil que fenece hoy, el bisiesto y nefasto 2020, dificilísimo para todos. A los afanes (algunos exegetas traducen este texto del evangelista por males) bastantes de cada día, y no digamos si son políticos y, más, en la España actual, se ha añadido una pandemia de origen oficialmente ignoto y de consecuencias perfectamente notas en todas las naciones del mundo.
La exuberancia de la que somos capaces los españoles se ha derramado dolorosa y chabacanamente en el campo de la política nacional por regueros insospechados hace tan solo un puñado de años. Y, en concreto, ciertos dirigentes de tribus ideológicas y sus huestes mediáticas de masas, que son legión (estas, no aquellos, ni el número de españoles que las forman), y que la tienen tomada como objetivo político inmediato contra el Rey, han incrementado hasta extremos delirantes —y, a veces, hasta hilarantes, si no se tratase de una cuestión grave, pues afecta a la existencia misma de la comunidad política en su conjunto, esto es, al pueblo español, titular de la soberanía nacional— sus invectivas, mentiras y ruido contra la Corona y el primordial servicio que presta al gran objeto de la libertad, la democracia y la convivencia pacífica de los ciudadanos.
Lo ha descrito certeramente Luis María Anson, citando a José Varela Ortega, en «El objetivo es Felipe VI»: «Los sectores de la vida nacional que defienden la libertad y el orden constitucional están al lado de la Monarquía; la extrema izquierda comunista, los secesionistas y los filoetarras, están en contra». Pero el caso es que, pese al cansino, irritante y triste tabardillo de los enemigos de la concordia y la dignidad humana, de la igualdad sustancial y la libertad política de los españoles, el resumen real y demoscópico para Su Majestad el Rey Don Felipe VI y la Corona que encarna de forma ejemplar desde el 19 de junio de 2014 es de apoyo masivo de los ciudadanos.
En un año que —al menos, desde el 14 de marzo— tendría que haber sido de todos a una, Fuenteovejuna, y, lamentablemente, no ha ocurrido en la dirigencia política del país, la Corona, el Rey, Don Felipe VI ha mantenido el norte en todo momento, predicando con el ejemplo. Tanto de su misión constitucional o política, como de su misión histórica o institucional, como de su misión personal o concreto desarrollo de las dos anteriores. Y junto al Rey, la Reina Doña Letizia. Sobre esto no cabe duda alguna, a poco que se despeje honradamente la polvareda que algunos han levantado y agitan a su alrededor, y quieren convertir en nube permanente y lodo movedizo.
Un año 2020 que comenzaba de una manera para todos y, claro es, también para Su Majestad el Rey y la Familia Real, cuya agenda se prepara y cierra con muchísima antelación (a veces, con más de un año). Y, de repente, cambió radicalmente para todos. Ante ese giro terrorífico de los hechos cotidianos, la Corona ha demostrado una flexibilidad admirable para adaptarse y acompañar, animar y ayudar a todos en la pandemia.
La programación se cambió de la noche a la mañana, literalmente, en cuestión de horas, y, en esa primera fase oficial del coronavirus, cuando nos recluyeron normativamente y nos recluimos ejemplarmente en nuestras casas, el Rey inició una serie de conferencias con personas de ámbito nacional e internacional, de forma telemática o en persona, para seguir, como siempre y más que nunca, al lado del país. Asimismo, empleó sus contactos internacionales, abundantes y profundos por su prestigio, para que España pudiera adquirir medicamentos y material sanitario.
Acompañamiento, aliento y cercanía
Tras aquellas semanas de encierro, días interminables de dolor y ruina humanos, los poderes públicos acordaron una flexibilización de las reglas de circulación, que consintió la deambulación de los ciudadanos y extranjeros en función de su comunidad autónoma de residencia. Y el Rey no dejó pasar un segundo para retomar sus actividades fuera del palacio de La Zarzuela, en el ámbito territorial de la Comunidad de Madrid.
A esto, siguió lo que me atrevo a describir como una tarea de vertebración, junto con la de acompañamiento, aliento y cercanía que, por todos los medios posibles, venía desarrollando Don Felipe VI y la Corona. En un mes, los Reyes visitaron las diecisiete comunidades autónomas, con agendas adaptadas a cada una de ellas.
Y todo esto lo veíamos todos los españoles y los extranjeros de a pie o importantes, pese a las incomprensibles y anticonstitucionales ocultaciones y manipulaciones con que lo despachaba la mayoría de los medios de masas privados y públicos, enfermos de elementos antidemocráticos.
España saldrá adelante. Con todos y para todos. Y, como Rey, yo estaré con todos y para todos.
Cuando se examinan desapasionadamente los hechos descritos, se entienden sin pizca de asombro, y con enorme alegría, los resultados de las encuestas que han aflorado últimamente. El Rey se ha consagrado como referente de la sociedad civil con un respaldo inmenso. En conjunto, Don Felipe VI obtiene el respaldo de las tres cuartas partes (75 %) de los españoles y la Corona sigue, después de tantos años de matraca suicida y guerracivilista por la confederación de repúblicas etno-comunistas, preocupando al ¡0,3 % de los ciudadanos! Por favor, mírese a las demás instituciones (excepción hecha del Tribunal Constitucional), personas y problemas por los que se ha preguntado, y se comprobará que la Corona está muy por delante de ellos, cuando la valoración es positiva, y muy por detrás, cuando se considera como una preocupación.
El colofón esperanzador nos lo ofreció el propio Rey Don Felipe VI en su discurso de Nochebuena. Bieito Rubido lo ha relatado con su habitual brillantez y concisión en El Astrolabio de este diario: «Éxito de audiencia del discurso del Rey». Su Majestad sigue al lado de todos y cada uno de los españoles, exactamente igual que desde hace seis años y medio, firme y tranquilo, asentado y construyendo su reinado en «unos principios que nos obligan a todos sin excepciones; y que están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares».
Desde la profunda convicción de que, «con esfuerzo, unión y solidaridad, España saldrá adelante. Con todos y para todos. Y, como Rey, yo estaré con todos y para todos, no solo porque es mi deber y mi convicción, sino también porque es mi compromiso con todos vosotros, con España». Por eso, en justa correspondencia, España, que somos nosotros, un pueblo esencialmente noble, está con su Rey, estamos con nuestro Rey.
Imagen destacada: Sus Majestades los Reyes reciben una felicitación navideña de manos de un niño durante su visita al proyecto de Cáritas de asistencia a domicilio a mayores solos, en Brea de Tajo (Madrid). | CASAREAL.ES
Daniel Berzosa es abogado, jurista y profesor de universidad.