Casa Real se ajustó al teletrabajo y el Rey Felipe VI habló con mil personas durante el estado de alarma.
MARINA PINA
CREADA. 14-03-2021 | 20:19 H
FUENTE. El Mundo | Publicación El Mundo
La Casa Real también se paralizó el 15 de marzo de 2020. Hace un año desde que el país se confinó por orden de un decreto firmado por el Gobierno, que sumía a los españoles en una incertidumbre y que obligó a la institución, como a todas las empresas, a ponerse en marcha para lograr trabajar en esas condiciones. El desafío no era fácil, primero por la ubicación del lugar de trabajo del Rey, en La Zarzuela, en medio de un bosque al que hay que llegar primero adentrándose en El Pardo y, tras cruzar el acceso de Somontes, recorriendo casi cinco kilómetros por carretera. Era el aislamiento del aislamiento. No sólo eso, el cerrojazo de España coincidió con el comunicado en el que el Rey renunciaba a la herencia de su padre y le quitaba la asignación. Una crisis interna dentro de la crisis nacional sin gestos con los que poder enviar un mensaje a la sociedad.
En las otras monarquías europeas, poco a poco se pusieron en marcha. El primer soberano en dar la cara fue Harald de Noruega, quien el 15 de marzo se dirigió a su nación. Al día siguiente lo hicieron Felipe de los Belgas y el gran duque de Luxemburgo. El 17 de marzo hablaron Alberto de Mónaco y Margarita de Dinamarca. Por fin, tres días después del confinamiento, cuando España aún pensaba que duraría dos semanas el encierro, Don Felipe habló en un mensaje institucional.
El Rey, parapetado tras un atril, con gesto serio y corbata rosa, se dirigió a la nación durante siete minutos frente a las cámaras. «Todo el Estado, todas las instituciones públicas, están volcadas en resolver esta crisis que constituye nuestra prioridad esencial y todos los españoles pueden sentirse protegidos», afirmó. También se acordó del personal sanitario, cuando aún quedaban semanas para que el sistema estuviera al borde del colapso: «Sabíamos que tenemos un gran sistema sanitario y unos profesionales extraordinarios; a ellos quiero dirigirme ahora: tenéis nuestra mayor admiración y respeto, nuestro total apoyo», afirmó. El Monarca terminó su mensaje con aquellas frases que resonaban en todas las cabezas: «Este virus no nos vencerá. Al contrario. Nos va a hacer más fuertes como sociedad; una sociedad más comprometida, más solidaria, más unida. Una sociedad en pie frente a cualquier adversidad». Ese mismo día, el Rey presidió una reunión con el comité técnico de la gestión del coronavirus. Entonces, Casa Real volvió al confinamiento y al silencio.
La Reina Doña Letizia se encontraba en cuarentena, pues había coincidido días antes del cierre con Irene Montero, contagiada por Covid-19. Y en Palacio se habilitó una partida especial de su presupuesto para poner en marcha el teletrabajo. Gastaron 153.407,75 euros en licencias, equipo y soporte para adecuarse a la nueva situación. Fue una semana sin aparición de los Reyes, que se mantenían en permanente contacto con el Gobierno y los poderes del Estado.
Gastaron 153.407,75 euros en adaptarse al teletrabajo. En verano hicieron una gira por toda España.
Con todo por fin habilitado, Don Felipe y Doña Letizia intensificaron su agenda en una actividad casi frenética en esos 70 primeros días de confinamiento. Comenzaron el 26 de marzo, con la visita del Rey al hospital de Ifema, y continuaron con contactos telefónicos y videollamadas con todos los sectores de la sociedad. Empezaron con una reunión con Juan Roig, presidente de Mercadona, y dividieron su actuación en tres patas: lo más institucional para el Rey, los sectores más vulnerables y sociales, para la Reina. El resto, actos conjuntos. Las cifras de esos días son claras: siete intervenciones de Don Felipe, 14 actos, reuniones y visitas, 19 audiencias, 84 videoconferencias y 141 llamadas telefónicas. Más de mil personas hablaron con los Reyes en 70 días. Don Felipe y Doña Letizia, además, trasladaron la situación a sus hijas, a las que hicieron partícipes el 23 de abril del Día de Cervantes. La Princesa Leonor y la Infanta Sofía ésta en su debut en un acto público leyeron un pasaje de Don Quijote.
El trabajo de la Familia Real no quedó ahí, pues cuando se empezó a salir a la calle, Don Felipe y Doña Letizia planearon una gira por las 17 comunidades autónomas para interesarse por lo más urgente de cada lugar. Visitaron zonas turísticas de las Islas Canarias, las desfavorecidas 3.000 viviendas de Sevilla, un patio cordobés y un centro ocupacional en Cuenca. Impulsaron el turismo en Benidorm, las bodegas de La Rioja y una parte del Camino de Santiago. Conocieron la despoblación en Vinuesa y Soria, el sector agrario en Cieza y el turismo de montaña en Jaca. Conocieron un centro de atención a personas con discapacidad en Navarra, las conserveras de Santoña y un vertedero en Gijón. Además, pasaron parte de agosto en el palacio de Marivent y después, en lugar de irse de vacaciones, volvieron a Madrid.
Retomaron la agenda en septiembre, con la normalidad que se permite en cada momento de la pandemia y con un cortafuegos hacia el resto de la familia, especialmente centrado en desmarcarse de Don Juan Carlos, en Abu Dabi desde el pasado agosto. En todo este periodo hasta completar un año, los Reyes han dedicado con especial atención una parte de su agenda a la salud, la sanidad y la educación, recibiendo a más de 800 personas de estos ámbitos.
El pasado viernes, 12 de marzo, los Reyes se reunieron con Marcelo Rebelo de Sousa. La misma fecha y la misma persona con la que Felipe VI tuvo su último acto antes del confinamiento de España.
Marina Pina